domingo, 10 de abril de 2016

Aplican biotecnología para mejorar la calidad y productividad de la ganadería bovina


El objetivo es darle una herramienta más rentable al ganadero de forma que pueda competir con los commodities y volver a la cultura de la producción de carnes y leche.
Frente al debate del crecimiento de la “sojización” que generó el corrimiento de la ganadería a zonas marginales, crece el uso de herramientas biotecnológicas para potenciar el mejoramiento genético de las semillas aportando calidad, mayor producción y resistencia al cambio climático. El objetivo es darle una herramienta más rentable al ganadero de forma que pueda competir con los commodities y volver a la cultura de la producción de carnes y leche. En ese punto, técnicos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) lograron erradicar enfermedades en las semillas forrajeras y trabajan en darle más proteínas (azúcares), necesarias en la alimentación del animal logrando un producto final que demandan los mercados internacionales.
El desplazamiento del sector ganadero hacia áreas de difícil manejo y no aptas para la actividad potenció la búsqueda de pasturas que sean resistentes a suelos con estrés hídrico que también a la vez sean altamente productivas.
Una de esas es el pasto miel, que hasta hace poco no lograba introducirse en el circuito comercial debido a que era atacado por el hongo claviceps eliminando toda posibilidad de su multiplicación como semilla. Pero a partir de un trabajo de mejoramiento llevado adelante por la Fauba logró controlarlo, lo que permitió la obtención de dos variedades. Una eleva sus características forrajeras y la otra el alto rendimiento por hectárea. Son conocidas como Relincho y Primo, respectivamente.
Sólo falta ubicarlas en el circuito comercial para lo cual la casa de estudios busca asociarse con alguna empresa para que las multiplique y lleguen al productor.
“Esto va a tener un impacto productivo enorme y el ganadero va a tener más producción con la misma superficie en un ambiente con restricciones y donde ya la agricultura es difícil”, sostuvo el docente de la cátedra de Genética Gustavo Schrauf.
Según el experto, en las muestras de laboratorio se pudo constatar que mejorando un 5% la calidad del forraje se aumenta 30% la producción, con lo cual se entiende su impacto a nivel del negocio ganadero.
Pero los investigadores van por más. A partir de la biotecnología, “está en estudio darle más características al pasto miel desde el punto de vista del valor forrajero, ya sea que las plantas pueden durar más tiempo verdes y producir más azúcares y menos lignina” (que afecta la digestión del animal), adelantó Schrauf.
Sobre la lignina afirmó que se está trabajando en la modificación del gen paspalum para que éste funcione mucho menos. El objetivo es “aumentar su digestibilidad en el animal un 1%; la producción de carne, leche o lana podría llegar a subir hasta 3%, que es mucho”.
Los primeros resultados fueron reconocidos por el mundo científico, dado que a nivel global muestra la posición del país en eventos transgénicos.
Su aprobación permitirá no sólo ayudar al ganadero en obtener una mayor producción que se traduce en carne mejorando no sólo su rentabilidad, sino también en atender una demanda tanto interna como externa.

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